Orígenes de REACH Internacional

La historia de nuestra ONG, tiene su origen en la experiencia viva y personal de sus fundadores: Narasimiah Jacob y Jasmine, su esposa.

Narasimiah Jacob fue en su día un niño pobre que vivió en los barrios bajos de Bangalore, India. Era un “niño de la calle”. Si no hubiese sido porque un hombre bueno, el pastor adventista Joe Crews, se preocupó por él, su vida hubiera sido bastante diferente. Sin embargo, Joe Crews no sabía que su ayuda, aunque relativamente pequeña, cambiaría la vida de miles de niños de la calle. Hubo un hombre que se interesó lo suficiente por un niño pobre, como para cambiarle favorablemente la vida. Ese niño, Narasimiah Jacob, se convirtió en el fundador de REACH Internacional.

Jacob y su esposa Jasmine, son hoy Licenciados en Educación. Ella, nacida en Sri Lanka y también de origen humilde, es Doctora en Educación. Ambos fueron los impulsores de REACH Internacional hace ya 27 años. Jasmine Jacob es hoy la presidenta mundial de nuestra ONG, REACH Internacional. “Mamá Jasmine” como la llaman los niños de la ca lle en Bucarest, es nuestra “Alma Mater”, nuestra particular Teresa de Calcuta. Vive una vida abnegada de sacrificio y entrega total en favor de los niños.

La historia de REACH Internacional comienza en el verano de 1973, cuando Jasmine y su esposo decidieron realizar un viaje a India y a Sri Lanka para dar a conocer a sus pre-adolescentes hijos, Cheryl y Mark, sus raíces. Ya que no querían gastar mucho dinero y tiempo sólo en turismo, se ofrecieron como voluntarios para dirigir programas educativos y de trabajo a los profesores de varios colegios. Llevaron a cabo 10 programas de tres días en Amritsar al Norte de India y en Kanniya Kumari al Sur del país, así como también en Sri Lanka. Para desplazarse de programa en programa viajaron por tren, autobús, carros tirados por caballos, bicicletas y taxis. Esto les dio una buena oportunidad para moverse en el entorno de las personas pobres, muy abundantes en la India. Lo que presenciaron en esas diez semanas no podrán olvidarlo nunca. Sus vidas cambiaron para siempre.

Como ella cuenta ahora con sus propias palabras:

“Mientras viajábamos a través de las ciudades, pueblos y villas del Sur de Asia, estábamos horrorizados ante tanta pobreza, miseria, hambre, enfermedad y muerte. Vimos a niños hambrientos y demacrados, moribundos sumidos en una lenta y miserable muerte. Muchos de los niños nacieron en las calles, ganándose la existencia en ellas y finalmente muriendo en las mismas calles sin conocer nunca la comodidad de un hogar. El hogar para ellos es un pequeño rincón en la acera, delimitado por una cuerda o marcado con una débil línea o incluso con una piedra que indica su espacio y así hacen saber a los demás que ese sitio está ocupado. Se sienten afortunados con un trozo de plástico que los protege de la lluvia. Todas sus posesiones materiales pueden estar atadas dentro de un pequeño bulto llevado encima en una sola mano. Nos preguntamos: ¿No son ellos nuestros hermanos? En silencio, vimos con horror a una madre demacrada acunando a su desnudo y moribundo hijo entre su marchitado pecho para introducirle apenas una gota de leche en su pequeña boca abierta. Él no tenía la fuerza necesaria para mamar, ni ella la leche suficiente para dar. Otra madre, después de alimentar con un pequeño bocado de arroz a sus pequeños niños, se sentó al borde de la carretera a lamer el vacío puchero para saciar su propia hambre. Un padre de ocho niños nos dijo, ‘mi único deseo es ser capaz de dar al menos una comida al día a nuestros niños hasta que ellos estén llenos y satisfechos’. Esas imágenes todavía permanecen vivas en mi memoria incluso después de 27 años; las recuerdo como si fuera ayer.”

“Veíamos a los niños comer los restos de la comida de los perros, y cuando les dimos plátanos se comieron los plátanos y también las pieles. ¿Cuánta hambre tiene uno que tener para comerse la piel de los plátanos? También le dimos a un hombre echado en un sucio andén de tren una comida que alguien nos había dado; estaba demasiado enfermo y débil para moverse. Había estado tanto tiempo sin comer que no podía llevarse la comida a la boca. En medio de tanta pobreza, enfermedad, devastación, miseria, muerte y soledad nuestros pensamientos fueron: ‘Nosotros podríamos estar como ellos si no fuera por la gracia de Dios. ¿Qué habíamos hecho para merecer la buena vida?’ Teníamos salud, bienestar y felicidad. Teníamos bendiciones materiales; ellos no tenían nada. Toda esta pobreza, enfermedad, tristeza y sufrimiento hizo una impresión imborrable en nuestros hijos y en nosotros. ¿Eran también ellos hijos de Dios, nuestros hermanos y hermanas? ¿Teníamos una responsabilidad para con ellos?”.

Cuando realizaron las reuniones en Bangalore, India, vieron a un grupo de niños de una escuela primaria que se veían bien cuidados. Entonces, supieron que había una organización llamada “Christian Children Fund” (Fundación de Niños Cristianos) que se encargaba del cuidado de estos niños. Los niños recibían uniformes escolares, libros y comida. ¡Entonces, sus mentes revivieron! Y se preguntaron: ¿por qué ellos no podían hacer algo como esto, ayudar a los niños pobres, de todas maneras, según sus necesidades?

Los pasos siguientes los explica así Jasmine:

“Cuando volvimos a casa, hablamos con algunos amigos, aunque no encontramos muchos ánimos. Pero no podíamos desistir, debíamos hacer algo por ayudar a esos niños pobres. Eso es exactamente lo que hicimos. Seguimos nuestros pensamientos y llamamos a unos amigos que habían estado en India y que conocían de primera mano la extensión del sufrimiento humano en ese país y tenían compasión por las necesidades de los niños pobres.”

El 14 de Octubre de 1973, un grupo de personas se reunió en la propia casa de los Jacob, que está situada en Berrien Springs, Michigan (USA). Allí organizaron una Junta Directiva y eligieron a Jasmine como Presidenta de la incipiente ONG. En una segunda reunión se eligió el nombre acrónimo de REACH, que viene de la frase en inglés: “Render Effective Aid to CHildren”, que quiere decir: “Dar una ayuda eficaz a los niños”. Así nació REACH Internacional. Posteriormente se han ido abriendo oficinas y delegaciones en diferentes países. En Marzo de 1995, nació REACH Internacional España, con sede en Zaragoza.

En 1974, empezó el trabajo de REACH Internacional en el Sur de la India, atendiendo y apadrinando a sesenta y ocho niños de una aldea muy pobre llamada Puliangudi. En esta aldea había una escuela vacía en muy mal estado. Fue restaurada y se abrió una escuela allí para estos niños. Desde este pequeño inicio, REACH Internacional trabaja ahora en 23 países y atiende a unos 25.000 niños que tienen una educación, viven seguros y a salvo, comen tres veces al día y también aprenden que Dios nos ama a todos. Esperamos que cuando vivan por sí mismos, puedan usar la educación cristiana que REACH Internacional les ha dado para lograr tener éxito sin límites, pero una de nuestras mayores esperanzas, es que los niños que han sido ayudados por REACH Internacional, desarrollen el deseo de ayudar a otros.